Le venía esquivando al tema. No quiero abordarlo porque no estoy muy empapada mas que desde lo afectivo y no quería caer en lo que siempre critico: la gente que habla de lo que no sabe. Pero ayer escuché algo que me llevó (me trajo, bah) a hablar.
El tema en cuestión es el "bendito" matrimonio gay.
Tengo muchas ideas desordenas, así que las escupiré como salgan.
Siento un nudo en el pecho por tanta "santa persecuta". Entre hoy y ayer me toca escuchar que en nombre de Dios se hiere. Eso no es amor.
Soy católica, apostólica romana (no me falta nada)y como tal me da vergüenza (mucha) las declaraciones de algunas personas que profesan mi misma fe.
Escucho a muchas personas heridas, resentidas... siento en su reclamo algo de "somos olvidados de Dios". Y eso es nuestra culpa. Hablamos de las vidas de otros y nos olvidamos que si nos manifestamos como cristianos el otro (con conciencia o sin ella)va a esperar que nuestras palabras tengan el mimo de Dios.
Por otra parte, declaraciones como "los católicos son homofobicos" me resultan tan ridículas y discriminatoria como "los hosexuales son unos enfermitos".
No vi nada de las marchas de ayer...digo que todos tienen que tener el derecho a decir los que piensan sin ser tomados como enfermitos o fachos.
La hosexualidad, como casi todo, es entendida de manera muy distinta cuando la tenemos cerca que cuando la teorizamos. Yo tenía una idea (o creía que era una idea mìa)hasta los 20, por esa época una amiga, hermana del alma, dulce mujer. Mujer con todas las letras, íntegra, amiga de fierro "salio del closet" y todas mis ideitas de "lo que corresponde" se cayeron.
Insisto, no voy a hablar del tema en particular. No es mi idea aquí. Lo que hoy me convoca es con la liviandad que hacemos declaraciones sin pensar que del otro lado hay una persona.
Yo digo, grito y embandero: que viva la diferencia. La diferencia de todos.
Me acomodo el batòn de doña Rosa que habla del tema de moda y me declaro serhumanofriendly
El tema en cuestión es el "bendito" matrimonio gay.
Tengo muchas ideas desordenas, así que las escupiré como salgan.
Siento un nudo en el pecho por tanta "santa persecuta". Entre hoy y ayer me toca escuchar que en nombre de Dios se hiere. Eso no es amor.
Soy católica, apostólica romana (no me falta nada)y como tal me da vergüenza (mucha) las declaraciones de algunas personas que profesan mi misma fe.
Escucho a muchas personas heridas, resentidas... siento en su reclamo algo de "somos olvidados de Dios". Y eso es nuestra culpa. Hablamos de las vidas de otros y nos olvidamos que si nos manifestamos como cristianos el otro (con conciencia o sin ella)va a esperar que nuestras palabras tengan el mimo de Dios.
Por otra parte, declaraciones como "los católicos son homofobicos" me resultan tan ridículas y discriminatoria como "los hosexuales son unos enfermitos".
No vi nada de las marchas de ayer...digo que todos tienen que tener el derecho a decir los que piensan sin ser tomados como enfermitos o fachos.
La hosexualidad, como casi todo, es entendida de manera muy distinta cuando la tenemos cerca que cuando la teorizamos. Yo tenía una idea (o creía que era una idea mìa)hasta los 20, por esa época una amiga, hermana del alma, dulce mujer. Mujer con todas las letras, íntegra, amiga de fierro "salio del closet" y todas mis ideitas de "lo que corresponde" se cayeron.
Insisto, no voy a hablar del tema en particular. No es mi idea aquí. Lo que hoy me convoca es con la liviandad que hacemos declaraciones sin pensar que del otro lado hay una persona.
Yo digo, grito y embandero: que viva la diferencia. La diferencia de todos.
Me acomodo el batòn de doña Rosa que habla del tema de moda y me declaro serhumanofriendly
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