martes, 17 de enero de 2012

Pascua

Nada más hace unos días estaba ahí, boca arriba, con una sonrisa que no me entraba en la cara, exhausta, recorriendo mentalmente los últimos acontecimientos y todos los descubrimientos hechos en 3 horas. Me recuerdo ahí, escuchando lejanas a la doctora, a las enfermeras y parteras todas casi tan eufóricas como yo, celebrando lo bien que había salido todo y la pequeña aventura de un parto en avalancha (creo que dijeron que se llama así, es cuando el proceso se inicia a velocidad de avalancha y en un tiempo breve vivís el trabajo de parto y nacimiento)Las escuchaba, les decía, y escuchaba mis pensamiento y todos empezaban con la frase "me di cuenta que...", es que mis partos (los dos) me resultaron pasos, "pascuas", caminos, procesos. Tanto físicos como espirituales y anímicos.
Y así fue este... y me di cuenta que seremos muy racionales pero seguro animales; que cuando me duele mucho todavía me acuerdo del viejo y vuelvo a ser esa nena que lo llama; que yo soy yo por que rezo, que es tan parte de mi que reprimirlo sería mutilarme; que a cada "no voy a poder" le gana la certeza del "yo SÍ puedo"; que agarrar una mano amada fuerte es el mejor analgésico; que los ojos pacientes de Andrés son una fuente de confianza; que tiene razón mi amiga Gabriela cuando nos recuerda que que la humanidad viene resolviendo los mismos problemas y contamos con recursos ancestrales...
La lista seguía y sigue a modo de "notas mentales", me estoy dando cuenta en cada segundo que va pasando que no sólo fui bendecida con hijas sanas y preciosas sino con una red enorme de gente que nos quiere, que se alegra de verdad con nosotros y sin dudas todo ese amor estaba presente en la improvisada sala de parto (porque no llegamos a la sala de parto, después de 3 horas de trabajo en la habitación, Eva se presentó "coronada", pujar fue nada más que obedecer a la naturaleza y sin ninguna intervención ni humana, ni medicinal nacía sana y pegaba su primer grito para sorpresa de todos en un cuarto común y corriente)
Me anoto que algún día me gustaría poder estar ahí para otras madres, me doy cuenta que no todas las mujeres tiene la suerte de contar con la ayuda que tuve y tengo para conectar con la propia naturaleza y ahí encontar la confianza para parir; me anoto a fuego que aunque por momentos el cansancio me venza "sí puedo"; que empecé el trabajo de parto siendo una y la recibí a Eva ya siendo otra, la misma pero con más fuerza, más entera, más cofiada, más yo.