jueves, 5 de febrero de 2015

agua y sal...

Ya sé que es un gato. Ya sé. Me da una especie de culpa mi angustia, mi desazón, las lágrimas ...estar hecha una tonta escuchando atenta cada vez que escucho un maullido. Ya sé. Ya sé todo. Y en cierto grado es ridículo.
Pero que lo sea no quita que no me pase, que no me duela, que no llore y que no le quiera buscar la vuelta (nunca más literal)
Es una pavada...es que se fue de paseo la panterita, Puka, una gatita con aires arrabaleros que llegó a casa hace mas o menos dos meses, después de insistir semanas, después de poner a Eva como excusa.
Pero no me resigno a decir "es un gato, seguí con tu vida". No. No es que vaya a seguir llorando eternamente pero no pienso dejar pasar una experiencia que me hizo conmoverme hasta llorar. No sin aprender algo de esto.
Y la verdad es que se vaya de paseo es la consecuencia natural de querer a un ser libre...y que la frase trilladísima "si amas a alguien déjalo libre..." Es una verdad indiscutible, al menos lo es en lo que a mi respecta. Porque te quiero, negra arrabalera, pero libre y eligiendo este lugar como morada, no atada y dejando de lado tu naturaleza.
Y creo que es hora, a mis ya 36 años, de aplicar este aprendizaje a todos mis vínculos, hacer carne que vale la pena el encuentro SIEMPRE aún cuando encierre despedidas, aún si breve, aún si después sobrevenga la falta, las lágrimas...
"Pude estar equivocada, pude perder la razón, pero tuve un acorde en la mejor canción: el sonido de tu corazón" dice la canción.
Pero así como valió la pena sentirte dormir y ronronear en mis manos, vale la pena abrazar y amar a alguien para luego dejarlo libre, confiando en el vínculo, confiando no tanto en la continuidad de la presencia sino en la profundidad del encuentro.
http://youtu.be/kIRaV7360bQ

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