miércoles, 31 de agosto de 2011

Candelas

Hay un dolor mayor a la pérdida de un hijo, es saber que sufrió lejos los últimos instantes. Me pasa que no puedo ni hablar del tema ni dejar de hacerlo. Como si  hacerlo sería faltar el respeto al dolor ajeno y  no hacerlo sería hacerme la que "aquí no ha pasado nada".
Estoy hablando de la desaparición y muerte de Candela... y de tantos.
Se me hizo un nudo en el pecho.No me fluye el aire y solo pienso, que ojalá no haya sufrido. Que ojalá sea la última.
Pienso que la maldad, la injusticia, la cobardía, en fin, la muerte nos repugna porque estamos hechos para otra cosa. Pienso en que ojalá que la rebelión que generan nos sirva de energía para revertir.
Pienso en el dolor de su mamá y me trabo, no puedo seguir... no pensando al menos. Siento, eso sí, que el aire no fluye bien, siento un enorme deseo de abrazar a su mamá y a tantos que siguen buscando vida y encontrando muerte. Siento que si me dejo ganar por el desánimo me dejo ganar por la muerte. Siento que no tengo nada "para dar" para estos dolores múltiples... y siento, otra vez, aunque parezca inútil "vengo a ofrecer mi corazón".

viernes, 26 de agosto de 2011

¡Quedate quieta!

Casi, casi que escribo para ver si poniendo en palabras entiendo lo que me pasa ¿alguna vez les pasó de chicos de decirles a su mamá "en qué te ayudo" y que la respuesta sea "quedate quieta, no hagas lío, así me ayudás"? Bueno, a mi me pasaba seguido, sobre todo cuando mamá cocinaba y yo quería meterme, meter mano, ayudar, hacer... y la respuesta era "quedate quieta". No obedecía, generealmente algo hacía (lío!) hasta que mamá ponía un trapo en la mesada y me sentaba ahí con una tarea sencilla (generalmete una tarea improvisada). Pero yo feliz, porque ALGO hacía.
Hoy fui a las doctoras, hematóloga y obstetra... los números siguen diciendo que estoy anémica (muy), los números explican el cansancio, la falta de aire, la agitación. Ambas coinciden en que la bebé está bárbara, que es sanísima y que mi cuerpo se las está ingeniando para darle a ella lo que me a mi me falta (vieron eso que dicen que el amor saca fuerza de donde no la tiene, bueno, así pero literal). Y a las dos les pregunté "¿y que hago?¿cómo colaboro?" y ambas respondieron, palabras más palabras menos: "Date las inyecciones, no te expongas a caidas y ...Quedate quieta!" (les faltó "no hagas lío")...y ninguna me dio una tarea.
Lo que los números no explican es que uno siente que hace cuando se mueve, que ayudar "quedandose quieto" es "más difícil que alinear los planetas con la mano", como diría mi hermano. Que quedarme sin hacer me hace sentir vulnerable y que meterse en el capullo de seda es trabajoso hasta para el gusano que se sabe, en potencia, mariposa.
Ni los números ni las doctoras explican, tampoco, que me sienta un poco culpable por sentirme tan "bajoneada"por una situación que no es grave, que no afecta a la bebé y que para mi es circunstancial, que pasado el embarazo pasa y todos enérgicos y contentos otra vez. Pero la verdad es que la pavada más grande, es lo que más me cuesta, porque como comentaba el otro día, me corren hormigas por el cuerpo y aunque la energía corporal no me acompaña mi cabeza, mi alma (¿mi "yo"?) va a 10 mil por hora. Y me da culpa (si, otra vez culpa) ni trabajar ni ir al ritmo de mi cabeza/corazón.  
Por ahora voy aprendiendo que hacerle de capullo hoy a mi Eva es meterme yo misma en el capullo, es hacerme alas quedandome quieta, alas de rezos y paciencia.

viernes, 19 de agosto de 2011

Alieneited

¿Se puede estar alienada de no hacer nada? bah, nada, de estar en casa, de juntar juguetes, de criar, de mantener (mínimamente) la casa, de ir de médico en médico... Los que me conocen saben, y a los que no les cuento ahora, que tengo algo así como hormigas en el traste, que no hay proyecto que no me entusiasme, que tengo la compu llena de postsiks con todo lo que me gustaría hacer, desde escribir, estudiar, hasta ver si puedo hacer más gimnasia. Que trabajo (o solía hacerlo), estudio, soy mamá, esposa y amiga y además no vivo si no rezo un rato y me divierto otro... y de repente... de repente el cuerpo, el embarazo, la vida (pucha que literal lo de "la vida", no?) me gritó, "piba, o parás, o te paro" y como no hice caso, me paró (las amenazas de mi naturaleza son mucho más concretas que las que las mías) y desde el 27 de mayo estoy adapatandome a parar, a estar en "compás de espera". A no correr, y no es fácil ni tan simple como no ir a trabajar, porque me quise hacer trampa y no me quedó otra que acostarme.
Es un poco el sueño del pibe, no trabajo, tengo tiempo, puedo leer, estudiar, escribir, tejer...y me muero de embole y quiero ver gente, y arreglarme y estar linda... y las hormonas hacen lo suyo también, y hay días que me siento the queen of the word y otros, como ayer, me siento la cenicienta antes del baile, rodeada de un desorden que ni se como empezar, un cansancio que me aplasta y una pregunta que me tortura "¿de qué estás cansada? ¿estás alienada de no hacer nada?"
Por suerte pasa, como todas las tormentas, pasan unas horas y mimos mediante me reconcilio con lo que me pide mi cuerpo y su estado, me quedo con preguntas que prometen proyectos, vuelven las ganas de escribir y conectar con el mundo y aquí me quedo, juntando fuerzas para el próximo huracán.
pd: les cuento que este post de hoy me "bajó" después de leer este blog http://www.revistaohlala.com/weblogs/de-la-mama/ lo sigo y me encanta, así que el link vale de resguardo de mi honestidad intelectual y de recomendación.

martes, 9 de agosto de 2011

3 años

Me pasa desde que nació Cata que sus cumpleaños me marcan más el paso de los años que los míos. Me niego a ser de esas madres que viven la vida sólo a través de sus hijos, por eso me planteo ¿por qué de repente es más movilizante el natalicio de la niña que el mío? me releo y me doy cuenta de que el nacimiento de un hijo es un poco el propio, porque es un parirse*. Eso por un lado, por el otro, en ellos, en los chicos, el paso del tiempo se ve todos los días de una manera gozosa, de avance, de "animarse a más".  Nada de arrugas, nada de dolores de cintura, todo es una aventura para descubrir, todo merece un "uuuuaaaauuuuu! mirá mamá!!!"
Los tres años de Cata llegaron con independencia para las 2 (ya lo se... no cantemos victoria je). Me da la oportunidad de disfrutarla a ella, de disfrutar yo y de darme cuenta de que con todos los altibajos posibles soy una mujer de 33 años (casi) que puede disfrutar, también por mi misma, del paso del tiempo.
Sus descubrimientos, su disfrute de todo, su desfachatez, me ayuda a aflojarme un poco, a poder mirar por sus ojos nuevos la vida. Celebrar cada cosa, decir gracias a cada rato, aunque sea repetitivo, aprovechar los mimos de los grandes y otra vez agradecer.
Y aprendo que el cariño que se le da a un hijo uno lo siente y lo agradece el triple, que quieran a un hijo tuyo es una caricia que triplica que te quieran a vos.
Mi vieja me decía en un poema (parece que esto de escribir me viene de familia) "tiene mirada de quince y sonrisa de tres", lo recuerdo y me digo, ojalá que nunca pierda la sonrisa de tres. Gracias Cata por recordarme esa sonrisa a cada rato :D
* http://bitacle.blogspot.com/2010/08/nacer-dos-veces.html