jueves, 7 de julio de 2011

6/07/11
Asumida la necesidad de parar y volviendo de hacerme la tercer ecografía, empiezo a pensar que todos los embarazos debieran tener licencia, no por que te veas imposibilitada, sino porque amerita un recogimiento, una atención especial. Ver que adentro hay un ser de 8 cm que agita brazos y piernas, abre y cierra las manos y se "toca" la cara, te demanda un rato de reponerte y a su vez darle cabida a el. Una vez más, me quedo muda de rodillas ante el misterio...

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