Aquí estoy muy contenta... al principio me dio un poco de culpa, lo admito. No que se vaya la niña con Jime de paseo, sino mi primera reacción de "siiiii! llevala nomás!".
Recién partieron... tengo la misma sensación que tenía a los 15 cuando por algo me quedaba sola en casa...esa sensación de libertad, de "toda la casa para mi".
Pero mi alegría no es sólo por el silencio (mi amado silencio) sino que me encanta verla a la gorda tan confiada, tan contenta e independiente. Me encanta saberla querida, con su mundito propio y que sus afectos no pasen sólo por mi o por su papá. Que haga sus programas y los disfrute. Y se sienta segura para andar y conocer. Por ahí exagero pero siento que le estoy enseñando que puede aventurarse y que siempre va a tener un lugar al cual volver.
Por otra parte está muy bueno esto de reencontrar los espacios propios, ir a hacer algún mandado y poder detenerme en alguna vidriera es impagable. De paso pensar un almuerzo romántico para cuando vuelva Andrés. Pero no como papá de Cata, sino como novioesposoamigo
¿Estaré siendo egoísta? no, creo que no. Creo que lo mejor que puedo enseñar es esta independencia, no?
La verdad estoy orgullosa, es lindo que te guste la propia vida y es lindo que aún con tu hija tengas unión sin confusión.
Y de paso: me gusta ir descubriendo mi propio estilo de ser mamá.
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