Maldito prejuicio alimentado por los poco sagaces profesores que las trataban como a una "salita de 4" y las hacían poner en práctica en ellas mismas lo que luego harían con los párvulos.
Las detestaba, me molestaban, pensaba "¿cómo esta gente estará a cargo de criaturas?"
Prejuicio, señores, Pre juicio. Esas valoraciones que uno hace antes de tiempo y se le antojan absolutas, categóricas.
Mi primer contacto real con ellas fue a los tiernos 5 meses de Cata. Y me encontré con una mujer clara, frontal, cariñosa, con criterios muy similares a los míos, y sobre todo que se enamoró de mi hija, la adoptó, la abrazo, la hizo propia. Esas cuatro horas que pasaba con ella era su mamá, era mi co madre. A Mari le siguió Gaby, que se entregó también al vínculo, que me acompañó en los límites y que otra vez la adoptó a Cata. Y a mi. Porque estas dos mujeres fueron mis compañeras de crianza, mi cómplices, mis "alentadoras".
Con la llegada de Eva llegaron también Lu (quien con toda gracia afirma que la negrita es "su hijita") y Vale, otra madre, segura, tierna pero certera.
Hoy pasó unas de esas situaciones en que necesitas esa mirada, ese apoyo, esa co madre, ser mamá de a dos, dos miradas femeninas acompañando.
Estaba en el salón, ya cerrando el día, y se acerca Marita "andá a dirección que te llamaron de Jardín". Y allá fui, debo haber tardado unos 20 segundos, segundos en los que pasaron como una película las más terribles calamidades que tenían a mis hijas como protagonistas.
"Andá a jardín, pichona, llamaron por Eva"me dijo Mariel (directora) y volé, otra vez maquinando desastres.
Ahí estaba Vale, con la gorda a upa, mirándome de una manera que parecía decirme "tu preocupación es la mía". Y me dice:
-Eva se calló,
-Tranquila, Vale, todo bien
-no, no... Para qué te cuento.
Y me cuenta, y me explica que tuvo una caída pava, ni golpe casi, pero no reaccionó al toque, sino que se puso totalmente blanca, con su trompita morada, parecía desmayada.
Y nos asustamos las dos, y nos miramos y mientras decidíamos si llamar a la emergencia, la mirábamos a Eva, la conteníamos, y nos acompañábamos entre nosotras.
Y vino la ambulancia, y allá fui ahora con la directora, Vale se quedaba. fui con miedo, pero sabiendo que no estaba sola.
Claro que lo llamé a Andre, claro que el compañero por excelencia es el padre. Pero hay momentos, como el de hoy, en que uno más que un compañero, se necesita toda una red que contenga, toda esa red de comadres acompañando.
La cosa terminó bien, aparentemente no pasó nada serio, la placa de cabeza salió bien, los doctores que la vieron la evaluaron y después de advertirme que la observe 24 horas, me mandaron para casa con tranquilidad.
Con mensajes y llamados esa red de mujeres se hizo presente, y el nudo en la garganta se aflojo y le dio espacio a la gratitud.
5 comentarios:
Por suerte, pareciera que Eva no tuvo mayores inconvenientes con la caída. Mantenenos al tanto.
Ahí se la ve con mucha hambre, que es buena señal. :)
Tus nenas estuvieron en buenas manos y hay quienes acompañen en la guía de tu beba.
Me alegro que hayan salido macanudas. Fundamental saber que confiás en ellas.
Que todo siga bien. Buen finde!
Un beso
PD: mi maestra de jardinera era macanudaza. Y a los que veníamos de afuera nos tiraba terrible onda.
Me da gusto saber que no pasó nada y que la bebé está bien.
Un abrazo para todas.
¡Gracias, amigos!
Ojo, la esperanza y el hambre son lo último que se pierde ;)
Les cuento que hoy la llevé a su pediatra y nos derivó a un neurólogo para mayor tranquilidad. Se afrontará lo que se tenga que afrontar. Por ahora una ínterconsulta para entender que pasó.
Un abrazo a ambos ¡buen fin de semana!
Taio,¿como está la nena?.
Taio,¿como está la nena?.¿Lo viste al beurólogo?
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